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martes, 5 de junio de 2012

Discurso de Steve Jobs (y III)

Mi tercer relato es sobre la muerte.

Cuando tenía 17, leí una cita que decía más o menos lo siguiente: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón.” Me impresionó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: “¿Si hoy fuese el último día de mi vida, querría hacer lo que estoy por hacer hoy?” Y cada vez que la respuesta ha sido “No” durante demasiados días seguidos, he sabido que necesitaba cambiar algo.

Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso, se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo por perder. Ya estás indefenso. No hay razón para no seguir tu corazón. Hace casi un año me diagnosticaron cáncer. Me hicieron una tomografía a las 7:30 de la mañana y mostraba claramente un tumor en el páncreas. Yo ni sabía lo que era el páncreas. Los médicos me dijeron que era prácticamente seguro un tipo de cáncer incurable, y que mi esperanza de vida seria de tres a seis meses. Mi médico me aconsejó que me fuese a casa y dejara zanjados mis asuntos, la forma médica de decir: prepárate para morir.

Significa intentar decirle a tus hijos en unos pocos meses todo aquello que pensabas decirles en diez años. Significa asegurarte de que todo queda atado y bien atado, para que sea tan fácil como sea posible para tu familia. Significa decir adiós.

Viví todo un día con ese diagnóstico. Luego, a última hora de la tarde, me hicieron una biopsia, en la que me introdujeron un endoscopio por la garganta, a través del estómago y hasta los intestinos, pincharon con una aguja mi páncreas y obtuvieron algunas células del tumor. Yo estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me dijo que cuando vio las células bajo el microscopio el médico comenzó a llorar porque resultó que era una forma muy rara de cáncer pancréatico que se puede curar mediante cirugía. Me operaron y ahora estoy bien.

Esto es lo más cerca que he estado de la muerte, y espero que sea lo más cerca que me encuentre de ella durante algunas décadas más. Habiendo pasado por ello, les puedo decir esto con más certeza que cuando la muerte era un concepto útil pero puramente intelectual: Nadie quiere morir. Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así es como tiene que ser, porque la Muerte es probablemente el mejor invento de la vida. Es el agente de cambio. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo. Ahora mismo lo nuevo son ustedes, pero dentro de no demasiado tiempo, de forma gradual, se irán convirtiendo en lo viejo y serán apartados. Lamento ser tan dramático, pero es realmente cierto.

Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otro. No te dejes atrapar por el dogma que implica vivir según los resultados del pensamiento de otros. No dejes que el ruido de las opiniones de los demás ahogue tu propia voz interior. Y lo que es más importante, ten el coraje de seguir a tu corazón y tu intuición. De algún modo él ya sabe lo que realmente quieres llegar a ser. Todo lo demás es secundario.

Cuando era joven, había una publicación asombrosa llamada The Whole Earth Catalog (El Catálogo de toda la Tierra), una de las biblias de mi generación. La había creado un sujeto llamado Steward Brand no demasiado lejos de aquí, en Menlo Park, y la trajo a la vida con su toque poético. Esto sucedía en los últimos años 60, antes de los ordenadores personales y la autoedición, así que todo se llevaba a cabo con máquinas de escribir, tijeras, y cámaras Polaroid. Era como Google con tapas de cartulina… 35 años antes de la aparición de Google. Era idealista y rebosaba de herramientas claras y grandes ideas. Stewart y su equipo publicaron varios números de The Whole Earth Catalog, y cuando llegó su momento, sacaron un último número.

Fue a mediados de los 70, y yo tenía vuestra edad. En la contraportada de su último número había una fotografía de una carretera rural a primera hora de la mañana, el tipo de camino que podrías encontrar si fueses un aventurero haciendo autoestop. Debajo de ella aparecían las palabras: “Sigue hambriento. Sigue alocado”. Era su último mensaje de despedida. Sigue hambriento. Sigue alocado.

Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando os graduéis para comenzar de nuevo, os deseo eso.

Sigan hambrientos. Sigan alocados.